Flamenco en red

Hoy día del flamenco se ha presentado la cuarta edición del curso Flamenco en red.
Un mundo, que ligado al de las boleras dieciochescas tuvo mucho que ver con Cádiz y con América y también con 1812.

El curso cuenta con la dirección de Faustino Núñez u con mi modestísima participación en el ámbito académico. ¡Ya quisiera yo saber la décima parte de lo que sabe Faustino!, por eso es un privilegio poder colaborar con él, en las medidas de mis posibilidades.

Tomás Istúriz Montero (I)

Como recoge el Diccionario biográfico de Parlamentarios de Andalucía (1810-1869), coordinado por mi comañero Diego Caro Cancela, Tomás Istúriz nació en Cádiz el 29 de diciembre de 1782, en el seno de una familia de comerciantes especializada en el tráfico de mercancías con América y el préstamo. Fue su padre Cristóbal Javier Istúriz -que llegaría a ser diputado del común y regidor electivo en el Ayuntamiento de Cádiz en los años 1779-80, y 1783-84- y su madre Gerónima Montero, que formó parte de la «Junta de Señoras de Fernando VII». 

Foto por gentileza de Alberto Ramos

Tanto él como su hermano pequeño Javier siguieron la tradición familiar tanto en el ámbito mercantil como en el político. Tomás fue síndico personero en 1810 y regidor en 1812. 
Tomás fue, además, miembro de la Junta Superior de Gobierno y Defensa de Cádiz -aquella que rechazó rendirse ante el ejército napoleónico- y fue elegido en la primera votación destinada a nombrar al representante de la misma en las cortes, aunque luego el sorteo entre los más votados no le favoreció. 

No obstante, logró ser diputado en las Cortes ordinarias de 1813 y 1814. Cuando el indigno Fernando VII inició la persecución de los liberales en 1814, hubo de marcharse de Madrid, adonde se había trasladado siguiendo a las Cortes y buscar refugio primero en Francia y luego en la capital británica.
Si quieres conocer más, sigue leyendo aquí.

Don Juan Tenorio. Escenas de sofá

Aunque Halloween, parece tomar la delantera en esto de la ahuyentar a la muerte, algunos siguen empeñados -para gozo de muchos- en preservar la tradición de representar el DON JUAN TENORIO de José Zorrilla, con ocasión de la celebración de la noche de difuntos. Entre estos se encuentra el Aula de Teatro de la Universidad de Cádiz, que año tras año nos viene ofreciendo una propuesta diferente. 

Como viene sucediendo últimamente -en otras, le ha correspondido a Coqui, a quienes los actores recordaron-, el guión y dirección ha corrido a cargo de Carolina Serrano Navarro, que iba a desempeñar también el papel de Doña Inés, lo que a útima hora impidió un accidente. Así, el reparto de personajes fue el siguiente: Esther Pastor: Limpiadora 1 / Doña Inés Musical. Miguel Ángel Mey: Director. Inés López: Embarazada / Doña Inés. Joaquín de Soria: Egocéntrico / Actor 1. Álvaro Sánchez: Don Juanito Tenorio/ Actor 2. José Ramón Puya: Don Juan Musical/ Actor 3. Aymeric Delobed: Monsieur Jean Tenorio/ Actor 4. Mª José Espinosa: Limpiadora 2/ Doña Inesita de la Santa Madre Virgen. 
Álvaro Santos: Técnico de Luces. Álvaro Santos. Técnico de sonido Franky Weber.
En esta ocasión, se ha vuelto a apostar por la parodia, concretamente de la escena del sofá, apuesta paródica que tuvo ya larga tradición en el propio siglo XIX. Además el guión de Carolina Serrano permitía un juego metateatral, para disfrute y lucimiento de los actores. 
Aunque para los que pudimos disfrutar del espectáculo, la representación resultó corta -tanto divertida fue-, la puesta en escena, el desparpajo de los actores y el juego de sonido y música, hiceron de ésta una ocasión para recordar y animar así a los integrantes del Aula de Teatro a mantener viva la estela del Tenorio.

Huelga doceañista

Aunque este derecho no estuviera reconocido en la época de las Cortes, por la educación pública, la abolición de los privilegios y la lucha por la libertad en que muchos doceañistas dejaron la vida para que ahora nosotros sigamos en la lucha, este blog se sumará a la huelga.

Flamenco y toros en el Cádiz de las Cortes (II)

En otra ocasión comenté la primera parte de la tertulia que mantuvimos con Faustino Núñez y Guillermo Boto, es decir, justamente lo que hablamos sobre flamenco y toros a las puertas de las Cortes de Cádiz. A partir de estos años, Guillermo, que acaba de publicar su libro Los toros de la libertad centró su intervención en Francisco De Laiglesia y Darrac, dueño de la Academia de Equitación, que había fundado en 1811 y costeado a sus expensas, al tiempo que había sido comisionado para enviar monturas al general Ballesteros. 
Para tratar de recuperar parte del dinero invertido, De Laiglesia pidió permiso a las Cortes para construir una plaza de toros, que se levantaría en el campo situado frente al Castillo de Santa Catalina.
Algunos incidentes provocaron las quejas de un concejal del Ayuntamiento que consiguió que las Cortes reconsideraran el permiso, aunque más adelante volvería a tenerlo para correr novillos sin muerte.
En la plaza se celebraron, además, festejos con canciones patrióticas y bailes nacionales.
En cuanto al flamenco, Faustino incidió en la importancia de que los extranjeros, que venían a España ya con la Guerra de la independencia, se enamoraran de esos bailes populares interpretados por algunas bailarinas que, como Pepa Vargas, llegarían a triunfar en San Petersburgo. Algunas de estas bailarinas eran de Cádiz o habían triunfado ya en los escenarios gaditanos para hacerlo luego en Madrid y en Francia e Inglaterra.
A preguntas del público recordó que España y Cádiz eran un crisol de culturas y que por eso lo morisco también habían influido en la conformación del folclore andaluz que estaba en el origen de lo flamenco.
Insistió en que lo flamenco no era, sin embargo, una manifestación popular sino una interpretación artística de canciones y danzas populares. Lázaro Quintana y su tío Luis Alonso triunfaron en 1846 con unas sevillanas y con la petenera veracruzana. Al año siguiente lo harían en Madrid, como recuerda Faustino en su blog, a propósito de su actuación con Dolores la gitana. En la reseña periodística se hace mención del flamenco.